miércoles, 24 de febrero de 2010

Presos políticos candidatos a la Asamblea

Cuando llegué al edificio sede de la Alcaldía de Baruta, un día del año 2004, buscaba un lugar donde renovar mi certificado médico para manejar. Algún conocido me comentó que allí había una oficina para hacerlo.

Entré a la sede y pregunté a un vigilante. Mientras me explicaba que debía salir de allí para ingresar por una puerta independiente, su atención se desvió visiblemente. Miraba algo detrás de mi. Obviamente, más importante que atender mi pregunta.

-¡Bienvenido señor Alcalde! diría.

Me di la vuelta. Me sorprendió ver al Alcalde Capriles allí, al lado mío. No era una entrada estándar. Había estado oculto varios días. El Gobierno Nacional estaba en guerra franca contra él. Había un proceso judicial en su contra, que le podía llevar a la cárcel. Las razones estaban ligadas a un incidente de hostigamiento a la sede de la embajada de Cuba en Caracas, en el año 2002.

El olor intenso de la colonia me hizo pensar que había cambiado su ropa recientemente. Tal vez había estado oculto allí mismo, en la sede de la Alcaldía.

En uno de esos hábitos del oficio dijo hola y me tendió la mano. Reaccioné de igual manera. Estrechamos las manos sin decir más nada. Yo no era precisamente un fan de Capriles, pero me había sensibilizado, a un nivel personal, el ensañamiento en su contra. Por otro lado, me parecía inapropiado que se ocultara. Era pronto, pero mi impresión comenzaría a cambiar.

En esos segundos de escrutamiento mutuo no sé si Capriles pudo detectar mis impresiones, pero yo sí percibí su temor. Era evidente, para él, que no tenía todas las de ganar. Concluí que la decisión de salir de su concha fue valiente, y no temeraria.

Capriles estuvo detenido por varios meses. Se le negó la posibilidad de ser juzgado en libertad. Cuando pudo salir, era un mártir de la resistencia. La gente se volcó en apoyo hacia él y arrasó en su re-elección. Fue un preso político y su resistencia lo convirtió en un monstruo político.

¿Porqué contamos esta historia hoy?

Un tema en el tapete es la candidatura de varios presos políticos a la Asamblea Nacional. Al respecto, debemos resaltar que no todas las circunstancias son iguales y las probabilidades de ser exitoso cambian. Hay un poco de irracionalidad en una propuesta de candidatos presos políticos, planteada como un absoluto.

En caraquensis pensamos que los presos tienen su mejor oportunidad apoyando a los candidatos con propuestas de reconciliación. De manera que puedan acceder a una verdadera justicia. La idea es clara, la situación de los presos debe incorporarse a la propuesta, pero no deben ser candidatos. Una opción suma. La otra, resta.

No debería ser necesario decirlo, pero nos conmueve la injusticia que han sufrido varias personas detenidas hoy en día. Sin embargo, hay que ser objetivos. La Asamblea Nacional en ejercicio no ha movido un dedo para avanzar hacía la liberación de personas detenidas injustamente. La nueva AN tendrá una representación considerable de la tendencia actual.

Preguntamos, ¿un preso electo tiene garantía de ser liberado? Recordar a Capriles: un Alcalde en ejercicio, preso por varios meses. ¿Se van a sentar a hablar de la liberación con los presos aquellos que se han mostrado insensibles hoy en día? ¿No sería más fácil si un tercero aboga? ¿Cómo reaccionará cada elector, con sus propias necesidades y mezquindades, a la oferta "vota por mí para salir de aquí", cuando esté solo frente a la máquina de votación?

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