martes, 16 de febrero de 2010

Oposición y parlamentarias 2010

Un tema crucial, que debe estar claro, para quienes pretendan hacerse con las sillas de la Asamblea Nacional este septiembre, es qué vendrá después.

Es una cuestión importantísima para la oposición actual. Para convertirse en mayoría hace falta cumplir varios requisitos. Uno muy importante es mostrar a sus electores para qué se convertirá en mayoría. De otra forma, no lo logrará nunca.



En caraquensis pensamos que esa parte no está suficientemente atendida. Hasta ahora sólo vemos discusión sobre las posibilidades. Que si el peor escenario son tantos escaños. Que si el mejor escenario son tantos escaños más. Que si el gerrymander. Que si los reglamentos. Hubo (hay tal vez) mucho parloteo sobre la idoneidad de los partidos. Hubo (hay) un grupo de bienintencionados no alineados, que han querido alinearse en una tarjeta de no alineados. No se ve frecuentemente en el tapete lo qué ofrece este grupo en caso de lograr la mayoría en las parlamentarias.

Creemos que no se ve, porque nadie lo sabe con certeza. Hasta ahora lograr una buena cantidad de escaños es un fin en sí mismo. Y no creemos que esto esté del todo mal.

En una sociedad tan (malamente) polarizada como la nuestra, será muy difícil que los diferentes grupos opositores logren propuestas coherentes para la Asamblea Nacional. Luego, es razonable poner el acento en aquello que los une, la oposición pura.

Sin una propuesta clara, que logre cambiar la intención del voto basado en el miedo al voto basado en la esperanza, la oposición seguramente repetirá porcentajes parecidos a los de las últimas elecciones. Con lo cual, obtendrá una representación bastante buena, pero nunca la mayoría.

Por otro lado, los opositores que alcancen puestos en la Asamblea no se llevarán precisamente una cola Dumbo de premio. El ejecutivo no ha dudado para cortar las lineas de vida de aquellos que han tenido victorias definitivas en contra de sus partidarios. Más aún si le roncan cerca de Miraflores. Esto sería más duro, si se trata de una Asamblea con mayoría opositora.

Creemos que el mejor escenario opositor es precisamente ese, en el cual obtiene una buena representación, pero no es mayoría. Esto le daría algunas ventajas, puede seguir reconstruyendo sus partidos gracias a la presencia en más cargos de elección. No tendría que llevar la iniciativa en una Asamblea que recibirá más de un aguacero, debido al pobrísimo desempeño del pasado reciente. Y no tendría que preocuparse por defenderse de los ataques del Ejecutivo. Lo que es más, podría apoyar discretamente algunas iniciativas tontas que terminen molestando al electorado oficialista. Sabemos que la AN ha hecho cosas así en el pasado.

Pero hoy aún es difícil predecir que pasará. El comportamiento del ejecutivo en materias tan sensibles como electricidad, agua y una devaluación mal hecha; puede tener efectos terribles en la intención de voto oficialista para las próximas. Cuando escribimos esto recordamos como la dureza del gobierno contra los medios a partir de 2007 y la entrada del movimiento estudiantil al ruedo (con buena aceptación en el país) han hecho subir la popularidad opositora a un 40 y pico % bastante estable, más allá de su 30 y picote % histórico; pero quien hizo el plus para que ganara la opción del no en el referendum constitucional de 2007 fue la leche. O más bien, la ausencia de ella.

Esperamos que la oposición obtenga una buena representación este septiembre, nunca una mala. Pero es posible que obtenga la mayoría en medio de un gran caos de servicios y escasez. Ese es el escenario más pelúo. Sin propuestas claras y con posibilidades de ser duramente atacada, tal vez elija aplicar la blitzkrieg, impulsando una constituyente o un revocatorio. Tal vez no deba hacerlo. Sería la encrucijada más difícil de los últimos años. La oposición no ha salido muy airosa de momentos así anteriormente. Esto debe ser tomado en cuenta.

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