martes, 23 de febrero de 2010

Nueva OEA, vieja OEA. La misma OEA.

Una de las noticias fundamentales de las últimas horas es la referente a la cumbre del Grupo de Río, que se lleva a cabo en Cancún.

Aparte del impasse entre los chivos que más mean en Colombia y Venezuela, está en el tapete la creación de una nueva organización de integración. La característica más cacareada de esta organización sería la ausencia de Estados Unidos y Canadá.

El preámbulo para esta organización sería una supuesta caducidad de la OEA. Un organismo, según sus detractores, inútil hoy en día.

En caraquensis queremos expresar nuestro acuerdo con la conclusión que la OEA es incapaz de dar las respuestas que necesita el continente hoy en día. Sin embargo, estamos convencidos que el problema no es la presencia de un país o la ausencia de otro. El problema real consiste en la imposibilidad de crear verdaderos organismos de integración, cuando sólo participan los representantes de los gobiernos. La OEA es un club de presidentes.

Buscando un ejemplo, es por ello que encontramos en la organización esa posición dura, de apoyo irrestricto al regreso de Zelaya, luego del golpe que lo destituiria del poder de Honduras en junio de 2009. La OEA nunca apoyó otras vías políticas de restauración democrática, menos traumáticas para ese país y sus habitantes. Es simple, bajo el argumento de respeto a la democracia o el "presidente legítimo", sólo se esconde el temor que una cosa así le pase a otro presidente. Quienes se sientan en las sillas de la organización, son enviados de los presidentes de los países, no de los habitantes.

Es interesante recordar el resultado de la reunión del Alcalde Ledezma con el secretario de la organización, Miguel Insulza, durante los mismos días. Ledezma pidió la intermediación de la OEA en lo que denominó un golpe de estado en su contra. O más bien, el golpe de alcaldía, cuando mediante un cambio en la ley, su alcaldía fue despojada de funciones y pasadas a un funcionario no elegido por los habitantes.

Hay que recordar que aún antes de la modificación legal, inmuebles donde funcionaba gobierno local fueron tomados por asalto por grupos paramilitares, que impidieron el trabajo del funcionario electo.

La respuesta de Insulza fue ejemplar. Entiende el castellano de Ledezma, pero se disculpa por tratarse de un asunto interno del país. Está muy claro. La OEA comienza en una sala de reuniones en Washington y termina en Miraflores, la Casa Rosada, Los Pinos, Planalto, Nariño, etc. El resto de cada país es el back yard de su gobierno.

Las grandes organizaciones de estados, no solo la OEA, han comenzado a atravesar una serie de micro-crisis con elementos parecidos. El evento macro es la poca representación del ciudadano común en ellos. Será una lucha larga.

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