sábado, 20 de marzo de 2010

Una visión personal del fascismo

Los lictores fueron funcionarios del imperio romano, cuya misión era escoltar a los altos magistrados. Los magistrados tenían un imperium, derechos y prerrogativas inherentes a su autoridad, que les permitía castigar y ejecutar en determinadas circunstancias. El dictador podía ejecutar a cualquiera, los magistrados no podían ejecutar a los ciudadanos. Los lictores eran portadores simbólicos del imperium.

El símbolo principal del poder representado en el lictor eran las fasces, un haz de ramas de abedul atadas con una cinta de piel. Cada rama del haz simboliza al lictor mismo. El haz atado simboliza la fuerza que se deriva de la unión. Entre las fasces podía sostenerse un hacha, según el magistrado tuviese o no el poder de ejecutar a una persona. Las fasces tenían una misión simbólica importante. Simbolizaban el poder de castigar del magistrado, ya fuese azotando o incluso ejecutando.

Al ser asociadas al oficio de la autoridad, que mantiene del orden en un estado, las fasces han sido incorporadas en varios escudos y otros iconos, principalmente en policías y otros organismos de seguridad.

Las fasces también han pasado a ser símbolo de de movimientos y colectivos. Interpretamos que el símil buscado aquí es el de un grupo de individuos, representados por las ramas, que se unen en torno a una idea o un liderazgo común. Si bien, entre estos movimientos el más conocido es el fascismo italiano, hay otros como la British Union of Fascists (Inglaterra).

Las fasces son un símbolo seminal el en fascismo. De la palabra fasces deriva fascio en italiano, que significa grupo. Por otro lado, el fascismo es un término bastante controversial hoy en día. Considerado en muchas latitudes una mala palabra, un insulto, fascista termina siendo el enemigo. En estas lineas quisimos acercarnos a una interpretación del fascismo basada en la simbología de las fasces.

Un aspecto reiterativo en los movimientos fascistas es su caracter autoritario. Independientemente de su ala ideológica, el fascismo cree en la sociedad organizada en torno a un liderazgo. Le han llamado una sociedad orgánica. El liderazgo termina siendo personal, o representado en una persona. Un líder que señala el camino a su pueblo, un fascio que custodia al líder y porta su imperium.

El camino que señala el líder fascista es variado, pero el elemento importante es la presencia de algún tipo de reivindicación histórica para el grupo. Puede ser la recuperación de un territorio u otra forma de soberanía. Incluso, algo más etéreo, como una identidad. El fascismo reclama un lugar, un estado, un mundo tal vez; para los iguales; bajo la tutela del líder.

Puesto que un grupo fascista se forma en torno a elementos muy básicos y primitivos, es un tipo de movimiento altamente excluyente. En ese sentido es necesariamente local y no puede (y casi nunca quiere) ser internacional. Consideramos que esa es su principal diferencia con el socialismo-marxista teórico.

Por esta misma razón, no existe un fascismo. Existen muchos. Elemento a resaltar: en el mundo de hoy asistimos a confrontaciones que podemos reconocer como batallas entre fascistas o entre distintos fascismos.

Obviamente, aparecen contradicciones. Los marxistas que han incorporado la lucha de clases como un elemento fundamental, han dado matices fascistoides a su doctrina política (internacional y todo). Nos gusta concluir que las características fascistas pueden ser bastante independientes del ala político-económica (ya lo habíamos asomado al principio).

Hemos sido duros con las izquierdas y el fascismo. ¿Qué vamos a decir de las derechas y el fascismo, que no haya sido dicho ya? Pasamos.

Por otro lado, en el fascismo las individualidades no progresan demasiado. La iniciativa está centralizada. El grupo debe estar atado, como las fasces. Consideramos que esa es su diferencia principal con el anarquismo o liberalismo teóricos. En nuestra conclusión, el fascismo es naturalmente opuesto a estas corrientes "libertarias". Es su oposición natural. De nuevo, nada importa ser diestro o siniestro para ser fascista.

Si queremos catalogar un movimiento de fascista, buscamos los siguientes elementos:

  1. Un grupo de personas con un mito fundacional que las identifica
  2. Una deuda histórica a ser reivindicada
  3. Un líder indiscutible entorno al que se han unido

A veces no se cumplen todas las condiciones. En esos casos el movimiento no es exitoso desplazando a los diferentes de su territorio. Aun así, puede ser bastante perturbador en su entorno social. Por ejemplo, el caso de movimientos con los dos primeros elementos, pero sin el líder. Muchos movimientos con fundamento cultural calzan aquí: pueden ser religiosos, étnicos, lingüísticos, etc.

Cuando se juntan los tres elementos, teniendo un líder fuerte y popular, que maneja el mito de su pueblo, el mundo entero está en peligro. A nosotros tampoco nos gusta el fascismo.

2 comentarios:

José dijo...

Fernando Savater en El País comenta el libro "Against Remembrance" de David Rieff aquí

En mis palabras: La dinámica de la memoria colectiva y la (in-)conveniencia de cultivarla.

José dijo...

Ahora vemos un artículo de H. C. F. Mansilla aquí

El tema es el populismo y su raíz religiosa. Hay elementos cercanos a la definición de fascismo que hemos adoptado nosotros.

Está bueno.