martes, 24 de agosto de 2010

Una respuesta a "La educación y la violencia en Venezuela"

A continuación reproducimos la respuesta de Churroman a nuestra entrada "La educación y la violencia en Venezuela".


El verdadero Problema

En Venezuela tenemos un problema de violencia (o de violencias dirían algunos científicos sociales), sí, pero no es el problema que aborda su blog.

No es lo mismo la violencia ejercida vía grito, nalgada y/o bofetón a un niño en la casa, de mano de sus padres, que la violencia ejercida por un policía en una redada en la boca de un barrio, o de éstas con la del atracador de carros disparando contra un conductor. En todos los casos la violencia es producto de causas distintas y se manifiesta de maneras distintas.

La violencia es una actitud humana que todavía da debate en las ciencias humanas y naturales. Sin meterme mucho, simplemente voy a poner mis manos en el fuego: yo no creo que sea innata, ni inevitable.

Usted no aborda este complejo fenómeno en su blog sino que ciertamente se dedica a reflexionar sobre el problema de la violencia armada interpersonal en nuestro país: inseguridad letal que se produce y expande de manera violenta, alimentada por la disponibilidad exacerbada de armas de fuego.

En la Venezuela de estos días, a mi juicio muy equivocadamente, a esta violencia armada interpersonal se le ha dado en llamar de manera genérica: "la violencia", o el "problema de la violencia".

La consecuencia última de esta inseguridad violenta armada se expresa en muertes. Es conveniente no olvidar que hay una cadena de consecuencias asociadas: como heridas de bala, lesiones de por vida, traumas, dolor, angustia...

Lo más grave de este problema en nuestro país son los niveles de letalidad y daño con el que se manifiesta. Esas consecuencias más graves de la violencia armada interpersonal, las produce fundamentalmente la proliferación y uso indiscriminado de armas de fuego.

Las violencias, o la inseguridad, juntas o por separado no son producidas por la proliferación y uso indiscriminado de las armas de fuego únicamente. Pero en este cóctel de la muerte venezolano, cuando mezclas esos tres elementos, son las armas las que hacen que la violencia/inseguridad armada en nuestro país sea más letal y más dañina que en ninguna otra parte del mundo.

Posiblemente la violencia o las violencias sean el mal a curar estructural, pero en lo que no debe caber dudas es que la letalidad y daño que aportan las armas no puede ser dejado de lado al momento de discutir "el verdadero problema de Venezuela".


La máquina la hace el hombre, y es lo que el hombre hace con ella.

Los aviones fueron inventados y construidos para transportar primero a las personas, y ahora, además, casi que cualquier cosa a través del aire.

Los aviones no se manejan por su cuenta. Sólo pueden cumplir su función o bien manipulados directamente por personas dentro de sus cabinas, o bien a control remoto.

Las armas fueron inventadas y construidas para matar. Sólo pueden cumplir su función siendo "activadas" por personas. Tal y como cualquier otro artefacto construido por algún ser humano.

Manejar un avión tiene serias complejidades y requiere una formación. Manejar un arma de fuego es muy sencillo, y no requiere de formación.

Un avión con el tiempo, sin tratamientos adecuados puede perder su capacidad de funcionar, las armas aún sin mantenimiento pueden durar por varias decenas de años.

Pero la diferencia fundamental entre un avión y un arma, es el objeto de su diseño: un avión en manos de un asesino puede llegar a ser letal, pero un arma siempre puede ser letal, en manos de un asesino o no, e incluso aún sin ser disparada.

La idea que en una sociedad con gente armada no se dispare ni una bala (o no muera nadie producto de alguno de esos disparos) si bien es un ejercicio mental posible, no se da, objetivamente, en ningún país del mundo. Todavía más, hay ejemplos en varios países en los que armas que no fueron disparadas, se utilizaron para juntar a un grupo de personas y encerrarlas en zonas donde luego fueron linchadas.


The Cider House Rules.

Las leyes operan, presuntamente, en los niveles de aspiración de una sociedad.

Eso me han dicho. No lo he vivido.

No creo que las leyes normen la realidad por encima de la realidad. No creo que la gente que no es escuchada, que no puede participar, que no está pendiente de exigir que sus representantes hagan velar por sus intereses, y que sólo puede dedicarse con buen tino a una o dos cosas en la vida, pueda de hecho incidir si quiera remotamente en un moldeado de realidad, por la vía de las leyes.

Si sé que se puede moldear la realidad con otros métodos. Se puede cambiar la realidad y hacer que esta sea plasmada luego en las maneras cómo la sociedad elige regularse.

Ninguna ley cambia la realidad por el hecho de ser una ley, mucho menos cuando ésta se hace atendiendo a un criterio técnico, fáctico, inaccesible.

Los problemas de las violencias, la inseguridad y la proliferación y uso indiscriminado de armas, merecen de nosotros abordajes que vayan más allá de lo legal para poder irlos resolviendo.

El problema combinado de la violencia/inseguridad armada, también aparte, necesita y merece mejores aproximaciones más allá de las leyes, pero con leyes también.

Básicamente, necesitamos estar en una campaña permanente de educación, conscientización, estigmatización de lo violento, y también de demanda de justicia y métodos alternativos de resolución de conflictos, intentando con todo eso, el cambio cultural que hace falta para que seamos una sociedad distinta.

Esto no es fácil si la gente empieza a ponerse dilemática... que si rojos y azules, que si tirios y troyanos, que si es UNA SOLA SOLUCIÓN y NO LA OTRA, en vez de entender que TODAS las soluciones suman.

Y también aparte, y repito no exclusivamente, se necesitan mejores leyes en estas materias, en particular en la regulación de las armas de fuego.


¡Es la ley del oeste!


Voy a poner cuatro argumentos sobre por qué se necesita una buena ley de armas:

Los dinosaurios van a desaparecer

La ley venezolana de armas y explosivos data de 1939;
Desde ese año hemos tenido varios sistemas de gobierno, una transición marcada de una sociedad eminentemente rural hacia una sociedad mayoritariamente urbana, un cambio en la base poblacional claro (hombres vs mujeres, adultos vs jóvenes), un mejoramiento en las maneras de organizarnos y educarnos muy notorio (descentralización, fortalecimiento de la educación superior), y hasta la autoridad de control y registro de armas se ha cambiado en unas ocasiones de la autoridad militar a la civil y a la inversa.

En fin somos una sociedad distinta, y la única ley vigente desde la 1ra mitad del siglo pasado que se usa en nuestro país es la ley de armas y explosivos. No sólo por vetusta. la ley es mala: es mala porque no es producto de nuestra sociedad, ni realidad, ni atiende a los retos que el desarrollo técnico-científico y social demarca.

En río revuelto

El marco regulatorio vigente da para todo, y las autoridades del momento imponen cambios en los controles sobre la base de decretos que nadie sabe de dónde vienen, ni por qué se hacen, ni qué persiguen. El mecanismo de información de esos cambios son prácticamente de boca a boca, y lo peor por seguir siendo procesos altamente oscuros, se prestan a la corrupción y/o a caer en la ilegalidad.

De parte de los usuarios también ha privado el "medalaganato": mucha gente se ha armado sin cumplir mínimos requerimientos para siquiera optar a tener un arma.

No existe ninguna manera transparente y confiable por la cual los organismos de seguridad o cualquier investigador pueda acceder a la data sobre las armas en Venezuela, por el secretismo que priva en la materia en el mundo policial y militar. Esto sólo aumenta las posibilidades de corrupción, y disminuye la posibilidad de entender dónde están las peores tendencias en control/descontrol de armas para poder intervenir sobre ellas adecuadamente.

Mientras más turbio el control, menos confianza pública, más desorden, y más ventaja para los pillos.

No me ayude compadre

De acuerdo con un parlamentario que dirige actualmente la comisión encargada de redactar una ley de armas (Ley que a mi juicio tiene pocas cosas buenas), en Venezuela circulan entre 9 y 15 millones de armas. Esto es prácticamente 1 arma cada dos habitantes.

Piénsese en un país con muchísimos problemas de violencia/inseguridad armada, como Brasil, donde en mediciones recientes circulaban 27 millones de armas. Es decir, tenemos más de la mitad de las armas de un país que tiene 7 veces más población que nosotros.

Más allá de criterios técnicos, las personas de bien se arman "para defenderse", ignorando que la gran mayoría de las armas que nutren a los criminales son armas tenidas por estas personas, que se las roban o las quitan en situaciones de encuentros directos.

En diversos estudios realizados por los departamentos de seguridad interna en países como Brasil, USA, UK, o Argentina, hay menos chances de defenderse y más chances de hacer del encuentro con ladrones una situación letal, si usted posee un arma en su casa o si tiene el arma en el encuentro con los delincuentes.

Pégale con el martillo

Hace una semana estuve conversando con una señora que me indicaba que su papá y su abuelo, militares, tenían armas de fuego que quedaron en posesión de la familia y ella no quería que la tuvieran sus hermanos (por su carácter violento) y tampoco las quería tener en su casa, temerosa de una eventual situación de robo con ellas allí.

Obviamente desconfía de la policía y los militares. "Uno les da esas armas y ellos se las quedan, las venden, las alquilan...".

Ciertamente aquí no hay procesos para que cualquier persona tenga confianza alguna sobre dónde paran las armas de fuego incautadas, o que son entregadas voluntariamente.

En un contexto de tantas armas por habitante circulando, está claro que la gran mayoría de esas armas deben salir de circulación. Hasta el momento no existe un criterio claro, un procedimiento transparente, y unas dotaciones adecuadas para que se incauten más armas de los pillos, y para que las personas de bien que no quieran tener armas las entreguen y que todas esas armas no tengan otro fin que su destrucción.


Sin iras, libertad.

Usted alega que favoreciendo primariamente la libertad de los ciudadanos a poder armarse podría apoyar una ley que contenga una serie de elementos muy interesantes.

Pienso que primero que nada hay que señalar que la sociedad en su conjunto es la que debe decidir qué tipo de enfoque quiere asumir con respecto a las armas de fuego. Los paradigmas "desarme total civil", "control estricto", "control básico", "ningún control", deben ser entendidos y discutidos por todos, no solamente tomando como base nuestro apego por ciertas ideas, sino también aplicando varias veces el test de realidad.

Yo siento que con el tema de la tenencia de armas hay una igualación con el principio de libertad bastante tramposa: Se defiende como si fuera parte de nuestro derecho inalienable a la opinión, cuando realmente no es ningún derecho (al menos no en nuestro país) y debería seguir siendo así, porque lo que está en juego no es la capacidad individual de expresión, no está en juego la capacidad de elegir qué carrera estudiar o cuál tipo orientación sexual se puede tener, o cuál religión profesar, sino de la capacidad de obtener o no un artefacto peligroso para la propia persona y los demás.

Por mucho que adore la libertad, creo que coincidirá conmigo en respetar la raya amarilla del metro; No se pasará la boya que imponen en las playas para zonas hondas o con oleajes complicados.

Tampoco podrá satisfacer el antojo de comprarse unos kilitos de uranio; Le parecerá bien que le impidan comprar dvds de pornografía infantil, y se negará a que apliquen la tortura a cualquier detenido.

Los elementos listados arriba serían todos violatorios de los principios de libertad (aún con responsabilidad), justamente porque las sociedades han entendido que hay situaciones o cosas que simplemente deben prohibirse.

Muy pocas personas esgrimen el valor de la libertad ante ellas, porque saben que son incompatibles con la responsabilidad individual en la que también ambos creemos.

Estoy seguro que usted convendrá con Albert Camus cuando dijo: “la única moral capaz de hacer el mundo vivible es aquella que esté dispuesta a sacrificar las ideas todas las veces que ellas entren en colisión con la vida, aunque sea la de una sola persona humana, porque esta será siempre infinitamente más valiosa que las ideas, en cuyo nombre, ya lo sabemos, se pueden justificar siempre los crímenes —lo hizo el marqués de Sade, en impecables teorías— como crímenes del amor”.


Educ-acción

Finalmente, me agradaron mucho sus ideas sobre educación, las comparto en un 100% y seguramente pensará que pudieran ser complementadas con aportes de varias personas que entienden que la educación es la piedra de toque en el cambio de las sociedades en el largo plazo. Por ejemplo, a mi se me ocurre que en los centros educativos se deben promover espacios de resolución no violenta de conflictos/disputas de los estudiantes, que sean gestionados y dirimidos por los propios alumnos. ¿Qué le parece?

Saludos,


Churroman

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