domingo, 13 de junio de 2010

El hombre nuevo

Cuando leemos ese título muchos pensamos en un concepto atado al marxismo. Sin ser lectores de las obras seminales de dicha doctrina, sabemos sin embargo, que la refundación moral del ser humano se toma como un aspecto esencial para la evolución hacia una sociedad más justa.

Al menos así lo entendió Ernesto Guevara. En nuestra opinión, el Che también entendió que la lucha dirigida desde la clase obrera no tenía sentido en lugares donde no existía tal clase, o era muy reducida. Decimos también, porque este hecho se repite en todos los casos donde ha habido un movimiento marxista más o menos exitoso. Nunca ha nacido de una clase obrera organizada.


El approach del hombre nuevo, en la visión caraquensis, se resume en la idea de que el problema, no importa cual sea, de las sociedades actuales, es la corrupción del ser humano. No hay nada más. Cambiando al ser humano, se acaba el problema.

Así, tendríamos mejores servicios públicos, si los funcionarios estuviesen más comprometidos con su trabajo y entendiesen el enorme valor que tiene. Tampoco habría que temer de empresarios y banqueros inescrupulosos, si estos fueran escrupulosos. Si cada uno de nosotros cambiara, tendríamos los mejores gobiernos que mereceríamos. Si los políticos fueran mejores personas, los escucharíamos.

Esta filosofía deja la mejora de nuestras sociedades en la posibilidad de que todos cambiemos hasta la perfección (risas permitidas).

Siempre hemos mantenido que las personas no somos totalmente pendejas. Cuando pensamos que la solución para un mejor servicio público, un banco, un gobierno o un político; es tener mejores seres humanos, inmediatamente decimos que tal cosa no puede ser. Es decir, en el fondo no nos engañamos. Y así seguimos como estamos. Y así hemos seguido como estamos.

En caraquensis nos queremos rebelar un poco contra esta línea de pensamiento. Creemos que es posible un mundo mejor, aún con seres humanos tan imperfectos como nosotros mismos. No tenemos que cambiar cada uno de nosotros, antes de mejorar nuestra sociedad.

Es un trabajo duro, pues el germen del hombre nuevo está escondido en muchos juicios aparentemente inocentes. Cuando se cree que está bien el trabajo voluntario, como parte de la formación de un profesional universitario (en su servicio comunitario), porque así se sensibiliza. Cuando se cree que está bien que un gobierno expropie una industria relacionada con la alimentación, por alguna falta que hubiese ameritado simplemente una sanción económica, porque la gente en el gobierno es mejor y sí se preocupará por el pueblo. Y un largo etc.

El hombre nuevo, o el sueño del hombre nuevo, es una verdad de fe. Es un estado trascendental. No se puede probar su existencia y no es accesible en esta vida. El hombre nuevo no es la posibilidad de una vida mejor. Es algo mejor que la vida. Es una religión.

En caraquensis no creemos que las religiones sean malas. De hecho, los seres humanos somos religiosos por naturaleza y en un sentido muy amplio. Las religiones formales son una expresión madura, social y/o cultural, de nuestra religiosidad innata. Por otro lado, sí creemos que algunas conductas derivadas de la fe, son perjudiciales. Y creemos que cada quien debe meditar sobre ello.

Haber ejemplos, haylos. A partir de las religiones tradicionales se ha conspirado para llevar a cabo guerras y genocidios. Se ha perseguido a personas por su sexualidad. A partir de la fe no oficial del hombre nuevo, hemos conspirado para no cambiar la sociedad, pensando que no es posible.

Tal vez necesitamos un gran libro de autoayuda para sociedades. Necesitamos unos Coelho, Dyer, Chopra, Bach o Mandino; que nos guíen en la construcción de nuestra autoestima social. Que nos permitan entender que antes del hombre nuevo, al cual procuraremos parecernos en nuestro ámbito personal, podemos vivir un poco mejor esta vida en sociedad.

Falta mucho por decir. Seguiremos...

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